Estamos en el domingo de las tentaciones. San Marcos es muy breve en su relato, no nos da detalles sobre las tentaciones como Lucas y Mateo. Jesús fue empujado por Espíritu a vivir una etapa de discernimiento y a preguntarse ¿Quién soy yo? Tenía claro que era el carpintero de Nazaret, pero Él era más que eso. El Mesías, sí pero qué Mesías. Jesús a través de las tentaciones descubre que es el Mesías siervo, sufriente, débil, pacífico. Este mismo combate de las tentaciones lo tenemos todos. Y no es tan simple como un angelito y un demonio cada uno por un oído. La tentación ataca no tanto el hacer sino el ser ¿quién soy yo? ¿quién es Dios? Por eso el examen de conciencia no debe centrarse tanto en lo que hago, sino en quien soy. Como Jesús, no se trata del hacer sino del ser. 

Hoy aparece  en las lecturas Noé y su arca. El relato del génesis es complicado porque parte de un relato primitivo en el que aparece ese Dios terrible que decide destruir la vida. Se trata de esa forma de pensar en Dios, natural y espontanea, que encontramos en diferentes culturas a lo largo de la historia dela humanidad. Esa forma de pensar en Dios la llevamos en los genes. Y la conversión consiste en pasar de esa forma de pensar al Dios que nos revela Jesús: el Padre amoroso y fiel. El relato de Noé termina con esa buena noticia: Dios se compromete a cuidar y amar, nunca más destruir. Pero aún así el Evangelio supera esa imagen. Nosotros estamos en la barca de la Iglesia desde el Bautismo, no estamos en el Arca de Noé. 

La conversión de la Cuaresma empieza por la mente, por los pensamientos. Es cierto que no a todos nos cuesta lo mismo este camino. Los que tienen un pensamiento negativo y hasta un poco paranoico a veces, tiene más dificultad en aceptar al Padre misericordioso. Es difícil a veces pero no imposible. Se puede cambiar la forma de pensar. Hay personas que necesitan terminar cada día la jornada escribiendo tres cosas positivas que le han sucedido. El Espíritu Santo es el que da testimonio a nuestro Espíritu de Jesús. Él está en nuestra mente afirmando siempre: “eres hijos amado, Dios es tu Padre que te quiere”. Esto es lo que le pedimos a Dios en este primer domingo por intercesión de San José. Señor poda mi mente, purifica mis pensamientos, que yo pueda pensar bien de mí, bien de ti, que tenga los mismos pensamientos de tu Hijo Jesús. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.