Este año no hacemos el lavatorio de los pies por el COVID. Y estábamos dándole vueltas a ver que gesto podría servir y que no tuviera problema con el COVID. ¿Qué podría ser hoy lo que en tiempos de Jesús era el lavar lo pies por los esclavos o siervos? El otro día vi una película ambientada en la Inglaterra victoriana. En ella había señores y sirvientes. Me recordaba ala serie que veía mi madre “Arriba y abajo”. Los señores pasaban mucho tiempo con los sirvientes mientras se arreglaban para los actos sociales. Y se abrían con ellos y se desahogaban. Me di cuenta que escuchar a los señores ha sido siempre una de las tareas de los sirvientes. Ser escuchados es una necesidad primaria casi tan importante como comer o dormir. Hay servicios como el teléfono de la esperanza que presta un servicio preciosos mediante voluntarios. Otros pagan a veces a un coach o un psicólogo sólo porque necesitan ser escuchados. 

El Dios que sacó a Israel de Egipto es el que había visto su aflicción y había escuchado su clamor. Nuestro Dios es un Dios que escucha es uno de los matices de su misericordia. Jesús era un gran predicador y muchas veces hablamos de su mirada, pero a la vez era un perfecto escuchador. Podemos leer el evangelio en la clave de la escucha de Jesús hasta en la cruz escuchaba al que le decía “acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”.  EL amor fraterno, la caridad cristiana también está hecha de escucha. En Cáritas la escucha es fundamental y a veces es lo único que podemos hacer. En Alpha es llamativo como atrae y engancha el sentirse escuchado. En los Grupos de Vida es fundamental la escucha de los hermanos. En el Tribunal yo también gozo cuando después de cuatro horas de declaración una persona se va satisfecha porque “la Iglesia la ha escuchado”. En la Iglesia tratamos de vivir una cultura de la escucha, porque escuchar es servir, es amar. 

Carl Rogers es un maestro de la escucha y nos enseña a hacerlo de forma activa. Sin fingir, poniendo al otro en el centro, sin pensar en dar recetas, captando más allá de lo que se dice para llagar a lo que se siente. En la Eucaristía hay comida y palabra. Hay escucha. Podemos revisar hoy también cómo escucho yo al Señor en mi oración personal, en la comunitaria en la Santa Misa. ¿Cómo es mi escucha? ¿Cuánto tiempo de escucha de calidad regalo a los demás? ¿Escucho a los demás como Dios me escucha a mí? Feliz día del amor fraterno y bendiciones.Para ver las lecturas pincha aquí.