Este domingo sin duda tenemos que hablar del amor. Per yo quiero hablar del amor en proceso. Si nos damos cuenta llevamos tiempo en clave de proceso. Poda -> flor -> frutos. La naturaleza está llena de procesos, es el proceso de la vida. La Palabra hoy si nos fijamos bien también lo apunta. Jesús dice que quiere que nuestra alegría llegue a plenitud. Plenitud nos habla de culminar un desarrollo. También dice que quiere que nuestro fruto permanezca. Los frutos permanecen en la semilla que sembrada dará una nueva vida. El seguimiento no es antes de la llamada. Jesús nos recuerda que primero Él llama y nosotros después le seguimos. También dice San Juan en la segunda lectura que primero nos ama Dios y luego nosotros respondemos a ese amor. En esto también hay un proceso y orden lógico. Muchos cristianos lo entienden al revés, yo soy bueno y entonces Dios me ama. 

Pero esto de los procesos no es lo que se lleva, Nuestra cultura es de comida rápida, no somos capaces de esperar que el guiso se haga a fuego lento en el puchero, que siga su proceso. Vivimos en un fluir continuo de experiencias y sensaciones sin conexión, efímeras como unas flores en un jarrón con agua, tan diferentes a un rosal plantado en tierra. En el campo de la sexualidad es terrible lo que sucede. Las personas se conocen y se van a la cama. Cuando la relación sxual es la culminación, la plenitud del amor. Y tiene su proceso, primero se enamoran, se conocen, salen como novios para conocerse bien, se deciden a entregarse y se casan y entonces viene esa expresión preciosa de la entrega y donación en el lecho conyugal.  Otro dato preocupante es que de cada diez españoles entre 20 y 34 años seis desean tener hijos. Hay un buen número que no quiere participar en el proceso de la vida. Es cierto que las circunstancias sociales y económicas no propician la paternidad, pero también hay un fracaso en el proceso de maduración. Muchos jóvenes han aprendido a disfrutar pero no han aprendido a amar. 

Por a amar hay que aprender. Por eso no nacemos como los potrillos andando a las horas, sino que necesitamos años y años de maduración en todos los aspectos para aprender a ser personas, aprender a amar en el seno de una familia. Es un proceso que dura toda la vida, la plenitud será el cielo. El único que maduro completamente fue Jesús por eso es el que tiene el amor más grande, el que da la vida por los amigos. Es cierto que algunos nos cuesta esto de los procesos y vamos aprendiendo a vivirlos y a respetar los procesos de los demás con sus ritmos. En la parroquia decididamente vivimos procesos, no hacemos actividades. Ayer mismo me preguntaba un joven que si preparábamos para la confirmación. Le dije que no, que no hacemos esos cursos expres sino que las personas que caminan con nosotros, cuando se ven preparados se confirman. Tenemos menos actividades pero acompañamos a un buen grupo que va haciendo su proceso de discipulado DEL FLECHAZO AL BIBERÓN, que se ponen novios, se casan y son fecundos. Damos gracias a Dios. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.