Los habitantes de Atenas seguramente se creían en posesión de la verdad. Eran un pueblo culto, donde grandes filósofos habían enseñado, pero en temas de fe, como les dice San Pablo, les quedaba mucho por aprender. No habían llegado a la Verdad plena que es Jesús. Ciertamente estaban en camino, y muchos de ellos serían buscadores de ese Dios desconocido. Pablo también pasó por la catarsis de quedarse ciego al conocer a Jesús y dejar atrás todo y considerar basura todo lo que antes era un tesoro para él. Este cambio que conlleva el encuentro con Jesús no es fácil. Una y otra vez anuncio el Kerigma e invito a acoger a Jesús y me encuentro con mucha resistencia. La mayoría de mis oyentes no están dispuestos ese cambio que huelen que supone abrir su vida a Jesús. Para los griegos suponía entender la realidad, la materia de forma diferente. Siempre que vivimos un encuentro con Jesús, una efusión del Espíritu Santo se produce una cambio y a veces nos resistimos ¿qué cambio querrá el Señor obrar en nosotros en este Pentecostés? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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