Siempre que leo la muerte de Moisés a las puertas de la Tierra prometida sin entrar en ella me parece muy duro. La vio pero no la pisó y todo como consecuencia de su desconfianza en Meribá. La tentación era siempre “¿está o no está el Señor con nosotros?”. Pues en el Evangelio Jesús promete su presencia donde dos se reúnan en su nombre. La salvación no es un lugar (una tierra) sino una situación (la comunión). Cuando vivimos la comunión entre nosotros estamos con los pies en la Tierra prometida que Moisés no pisó. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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