Esta parábola de Jesús es verdaderamente genial. Nos recuerda que todos nosotros somos pecadores, que todos somos deudores, que nadie es mejor que nadie. Ayer decía yo esto en una comida y una persona que ha sido muy herida se revolvía porque ha decidido vivir como víctima y creerse mejor que quien la ha herido. Los Cristianos tenemos solo una víctima (no digo con esto que tenemos que dejar que abusen de nosotros) y esa víctima es Cristo el inocente, el único mejor que todos nosotros que ha pagado la deuda de todos nosotros. Cuando negamos a alguien el perdón lo estamos juzgando y nos creemos “no deudores”. Gracias Jesús por pagar mi deudas gracias por recordarme que no puedo amar si no es desde mi realidad de deudor. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.