Sin San Pablo el cristianismo se habría quedado en un movimiento más dentro del judaísmo. Él se la jugó y bien defendiendo que Jesús dio su vida por todos, no solo por los descendientes de Abraham. Para los cristianos nacidos en familias judías esto era difícil de digerir. Como es difícil de digerir hoy para muchos europeos que la riqueza de la tierra no es para los que hemos nacido en países ricos y por eso tenemos que acoger a los migrantes y compartir con ellos nuestro estado de bienestar. En los seres humanos se da esta tendencia natural a crear “corralicos” excluyentes. Ser cristiano es todo lo contrario y nunca faltarán profetas que por proclamar esto se la jueguen como San Pablo como Jesús. El otro día leía algo así como “soy español y amante de España pero ciudadano del mundo y hermano de todos los hombres”. El amor de Dios es para todos, el mío también. El Evangelio es para todos no cerremos la puerta del cielo a nadie. Feliz día y bendiciones. PAra ver las lecturas pincha aquí.