Ciertamente San Pablo actuaba con astucia. Solo predicaba donde nadie lo había hecho antes, así las comunidades que el iba fundando tenían su sello propio. Y se sentía orgulloso de ello. La nueva evangelización, sobre todo en las ciudades, implica esta valentía de no pescar en las peceras ajenas. Algunos hacen apostolado entre los que ya están en la Iglesia y atraen a los que un momento dado ya no les llena su parroquia y buscan algo nuevo. Crecer a costa de que otros se empobrezcan no es evangelizar, es proselitismo. Hay que pescar en el lago, donde bullen la mayoría de los peces que no saben nada del amor de Dios, entre nuestros OIKOS. Y para ellos empecemos toda la astucia necesaria hasta donde no sea pecado. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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