Jesús llega al templo y realiza este gesto profético de purificación. En la primera lectura leemos la reorganización del culto en el templo después de la guerra, una vez obtenida la victoria. En el templo se habían realizado sacrificios a los ídolos, por eso lo purifican, construyen un nuevo altar. Jesús también viene a inaugurar un nuevo culto, una nueva forma de relacionarse con Dios. No podemos olvidar lo que dijo a la Samaritana. Lo importante no es el lugar sino que el culto sea en Espíritu y en Verdad. Los íberos usaban exvotos en su religión, l que quiere decir que vivían con los dioses eso de las promesas, si tu me das yo te doy. El culto de Jerusalén había terminado siendo algo parecido. Y nosotros, cristianos del s. XXI también vivimos en nuestra relación con Dios esos matices de comercio. Nuestra espiritualidad, nuestra relación con Dios necesita siempre, siempre ser purificada. Dejemos a Jesús entrar en nuestra religiosidad y que la purifique. Estamos a punto de empezar el Adviento, tiempo propicio para ello. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.