En ADVIENTO definimos nuestra nueva VISIÓN « Somos un oasis de alegría y misericordia en el que los sedientos pueden venir a beber ». Durante el Adviento vimos cómo el desierto se convirtió en un vergel, en un oasis. Y también comprobamos como cuando el oasis crece le gana terreno al desierto.  Este «ganar terreno al desierto» es por un lado una imagen del crecimiento de una parroquia misionera, donde se incorporan nuevos miembros como fruto de la evangelización. Los que dejan el desierto espiritual, de una vida sin Jesús, para pasar a vivir en el oasis, con otros sedientos que han descubierto dónde está la fuente.  

En esta Cuaresma vamos a seguir con la imagen de la VISIÓN pero desde la perspectiva del combate espiritual, el combate entre el Reino de Dios y el reino del mal. El desierto es el territorio del mal, ganar terreno al desierto es vencer al mal. Jesús fue al desierto, al territorio del mal, para enfrentarse con él, para combatirlo El combate con el mal se vive en la vida personal en cada tentación que experimentamos y también en los grandes combates. También se vive el combate a nivel comunitario, toda la comunidad vive tentaciones y experimenta combates que debe saber vencer con discernimiento y con las armas para ello. Encontramos en Efesios 6, 11- 12 una referencia a este combate « Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo. Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas ».

San Pablo habla de esas armas en los siguientes versículos: « 13. Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes. 14. ¡En pie!, pues; ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como coraza, 15. calzados los pies con el Celo por el Evangelio de la paz,»  16.  »embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno. 17. Tomad, también, el yelmo de la salvación y la la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; ». 

Como dinámica vamos a ir revistiéndonos cada domingo de una de esas armas. Como son seis empezamos el Miércoles de Ceniza con el calzado.

CELEBRAREMOS EL RETIRO DE CUARESMA EL DOMINGO 5 DE MARZO CON UNA MEDITACIÓN SOBRE EL DISCERNIMIENTO.