Esto de contagiados de Jesús se me ha ocurrido porque una señora me decía un día en una conversación “somos creyentes asintomáticos”, una forma original y actual de decir que no son practicantes. Esa actitud es una verdadera pandemia, somos una minoría los creyente sintomáticos, los contagiados de Jesús con síntomas. Vamos a ver en las seis semanas siguientes cuáles son esos síntomas de estar contagiado, de ser discípulo misionero. 

Este domingo celebramos el Bautismo del Señor que fue la unción mesiánica de Jesús. Siempre que en el AT una persona empezaba una misión especial como rey, profeta o sacerdote se celebraba el ritual de la unción. Se derramaba aceite sobre su cabeza. En la Biblia nos dice que en ese momento recibía del espíritu del Señor lo que necesitaba para esa misión. En el caso de Jesús no hubo unción con aceite sino una unción espiritual por el mismo Espíritu Santo. En el Evangelio lo vemos. Las otras dos lecturas hablan del siervo ungido y de Jesús como el que pasó haciendo el bien porque estaba ungido por el poder del Espíritu Santo.

Como la cosa va de aceite podemos ver que el primer síntoma es el de ser unos pringados. Esta expresión tiene múltiples sentidos poco agradables. Nos centramos en el que no sigue la corriente, el inadaptado “míralo que pringado que no hace lo que todos” y el que se complica la vida por los demás. Jesús fue un inadaptado porque no se ajustaba a ninguno de los grupos de su época: fariseos, saduceos, esenios, celotes, herodianos, romanos… en cambio se encontraba como pez en el agua entre los pobres. Así también nosotros nos sentimos en muchas ocasiones como un salmón que nada contra corriente. Tenemos otra escala de valores, orden prioridades, estilo de vida diferente. En la comunidad cristiana nos sentimos como pez en el agua. Hay muchos asintomáticos tocados, como dice el Papa Francisco, de mundanidad espiritual, viven según el mundo. Jesús también era quien más se complicaba la vida por los demás, viviendo el amor hasta el extremo. Los contagiados de Él también nos complicamos la vida por los demás sobre todo por los que nadie se complica la vida. 

¿Tenemos este síntoma? Si no es así o es muy leve necesitas contagiarte más de Jesús, fortalecer tu relación con Él, no hay otra. Damos gracias hoy por nuestro bautismo. Ese día fuimos ungidos para vivir como pringados. Y le pedimos por intercesión de S. José que no nos cansemos que es el peligro de este síntoma. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.