Estamos aprendiendo a vivir bien armados para el combate contra el mal. Con la Palabra como lámpara para los pasos. Con el corazón protegido por la santidad. Con la mente protegida por la esperanza. Ceñidos con la verdad frente a  la mentira. Y esta semana de la luz, protegidos con la luz de la fe, el escudo de la fe que nos protege de los dardos encendidos que son las dudas. 

El tentador a veces actúa no con la mentira sino con la duda que es a veces peor que la mentira porque es más escurridiza ¿Hay un Dios? ¿De verdad Dios te ama? Caigo en la  cuenta de que el tentador no afirma tanto como hace dudar  ¿Está o no está Dios entre nosotros? Sembrar la duda sobre una persona es a veces más dañino que una calumnia ¿Seré capaz? Dudas sobre uno mismo, dudas en el momento de dar un paso, de tomar una decisión o de mantenerla  ¿merece la pena? En los matrimonios ¿me lo pensé bien? ¿Es este el hombre o esta la mujer de mi vida?

Vemos en el evangelio que los fariseos intentan que el ciego dude, ponen en duda que fuera cierto, que fuera el hijo de sus padres… Y él respondía con sencillez y rotundidad: « yo solo sé una cosa: que antes era ciego y ahora veo ». No puede dudar de lo que le ha pasado.  Pero en él hay un proceso. Lo vemos en la forma de hablar de Jesús. Primero es « el que me ha curado ». Después es un profeta y finalmente confesó que es el Hijo del hombre. En el proceso de la fe se empieza por una experiencia espiritual que entusiasma y moviliza. Esa experiencia tiene que madurar y termina afectado a la vida en muchos aspectos « te cambia la vida ». Y eso es el escudo frente a las dudas. Las experiencias espirituales pueden ponerse en duda. Pero si la vida te ha cambiado no. Por ejemplo «antes de conocer a Jesús era un puñetero egoísta y ahora soy capaz de hacer por los demás lo que antes no hacía». 

No quiero decir que tengamos que aspirar a vivir sin dudas. Eso es imposible. También depende de la personalidad y de la forma de pensar de cada uno. Pero dudas siempre vamos a tener, de todo y sobre todos. Pero la cuestión es qué hacemos con esas dudas. La forma de combatirlas. La canción de Hakuna « sencillamente » habla de creer sintiendo dudas, porque no lo podemos tener todo completamente claro. Porque hasta que Cierto nos despierte y nos llame, como dice la segunda lectura, no veremos la luz del todo. Ha habido santos como Santa Teresa de Calcuta que durante años han vivido dudando si era aquello lo que le pedía el Señor. Y ella no se dejaba llevar por la duda. En sus horas ante el sagrario permanecía sin tenerlo claro. Por eso es am importante renovar cada dia en la oración esa experiencia fundaste que nos permite combatir a la duda con lo que nos ha pasado, con lo que Dios ha hecho en nuestra vida. El día que no rezamos retrocedemos, perdemos terreno en el combate. Feliz semana y bendiciones.