Cuando empecé a distribuir las partes de las armas del soldado, pensé que sin duda la verdad tenía que ser este domingo, el de la Samaritana. En el Evangelio aparece la palabra verdad cinco veces. El núcleo del texto es el Espiritu Santo representado con el símbolo del agua pero también hay un hilo conductor en la verdad. San Pablo dice en Efesios 6, 14 « Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad”. No se trata de un simple cinturón sino más bien ir bien fajados para mantenerse bien firmes en el combate. Los costaleros nos fajamos bien para no sufrir una lesión. La verdad es fundamental para el combate espiritual. Estamos hechos para el amor y también para la verdad.
El demonio es el padre dela mentira. No soporta bien ni la verdad. Su arma es la mentira. Vemos como en el primera lectura el pueblo de Isabela se revela contra Moisés porque se les ha metido en la cabeza que los ha llevado a desierto para acabar con ellos. Eso es mentira. Esa mentira se la metió el tentador en sus cabezas. El trata de engañarnos, nos propone el pecado como un bien y a veces caemos. Por eso es tan importante caminar en la verdad.
La Samaritana era una mujer sedienta de verdad. Su vida no era conforme a la verdad. Vemos como Jesús la pone en verdad con delicadeza cuando le dice que venga con sus marido y ella reconoce su situación. La verdad va siempre unida a la caridad. Cuando a amamos a alguien no le echamos en cara ni reprochamos ni tampoco le mentimos. Siguiendo el tema de la Samaritana no se le puede decir « oye eres una pecadora sin solución ». Pero tampoco se le puede decir « no pasa nada da igual si vives con un hombre sin estar casada ». Lo primero es no tener caridad y o segundo es mentir. Es complicado ¿verdad? Or eso hay que discernir, distinguir bien antes de actuar donde está el amor, donde está la verdad.
Vivimos en una cultura de la posverdad. Generaciones pasadas la honestidad era un valor, hoy no lo es. La mentira está en todos los espacios, estamentos… es como una tela de araña en la que nos encontramos atrapados. Es como cuando una persona te pide ayuda y para ello tienes que hacerle un contrato de trabajo falso porque necesita cotizar unos meses. Parece que la ayudas, pero al introducir la mentira, estamos colaborando con el mal. Estamos haciendo la tela más fuerte. Nos enfangamos más. El corazón se nos endurece cada vez mas y vamos cayendo en mentiras más gordas. Nuestra sensibilidad moral sobre la mentira disminuye.
Termino con la segunda lectura que es una gozada. El amor de Dios se derrama en le corazón para reblandecerlo. Y dice San Pablo que él murió por nosotros los pecadores. Miramos un domingo más a la cruz y en ella vemos el amor de VERDAD. Vemos el triunfo de la verdad. La cruz el el timón para que el barco de nuestra vida no pierda el rumbo. Mirando a la cruz nos llenamos de ganas de luchar por la verdad bien fajados, ¡bien firmes!. Feliz semana y bendiciones.
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