“La esposa del cordero” preciosa y bella. Hoy me he emocionado con estas palabras. Jesús mira a la Iglesia, a esta que somos nosotros, y la ve bella y preciosa. A mí a veces me cuesta verla así. Hace 100 años cada uno sabía de la Iglesia lo que pasaba en su pueblo y poco más. Ahora estamos enterados de todo y nos enteramos de los problemas y “no bellezas” de la Iglesia en cualquier parte. Desde los orígenes en ella hay belleza y fealdad. Y Jesús siempre se fija en la belleza que hay en ella y en esa plenitud de belleza que está llamada a ser. Bartolomé fue uno de los primeros, tú y yo somos los discípulos misioneros de hoy, que la embellécenos y la afeamos.  La pieza musical es sublime aunque a veces desafinemos interpretándola. Si estamos aquí es porque hemos venido y hemos visto que merece la pena tocar esta pieza. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.