Hoy celebramos a una gran mujer. Una monja dominica italiana que luchó por La Paz y la unidad en la Iglesia en una época en que había dos papas, uno en Roma y otro en Avignon. Las lectUras de hoy no son de la Pascua. Cuando confieso siempre proclamó este evangelio “venid a mi los que estáis cansados…” Confesar es descansar en Jesús lo que más nos pesa que es nuestro pecado. Confesar el pecado como dice la primera lectura es vivir en la luz y caminar en la verdad. Cuando el mal es puesto a la luz se desvanece como los vampiros de las películas cuando les da la luz del sol. Y confesarse es encontrarse con esa ternura de Padre que tiene Dios con nosotros como dice el salmo de hoy. Santa Catalina fue una mujer que no se echó atrás en una época en que el pecado en la Iglesia era muy evidente por el cisma. Ella era consciente de sus propios pecados. Un día Dios le descubrió que estar pendiente de los pecados de los demás no viene de él sino del mal espíritu. Es por eso que santa Catalina aprendió que cuando nos fijamos en las faltas de una persona, debemos decirnos: “Hoy es tu turno; mañana será mío, a menos que la gracia divina me sostenga“. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.