Después de podar los pensamientos negativos, la mentira y la idolatría del dinero llegamos a este domingo de alegría y consuelo donde resuena la buena noticia de que estamos salvados por pura gracia. La relación con Dios se ha rehecho sin mérito nuestro, ha sido Dios el que en Cristo nos ha revivido.  Este Dios que nos ama tanto, tanto, que está dispuesto a lo que haga falta, le cueste lo que le cueste, con tal de que no se pierda ni uno de sus hijos amados. A Dios le ha costado perder al Hijo único. Pero este domingo no me detengo en desarrollar esta buena noticia sino que, como me indicó el equipo de liturgia, voy a detenerme en el Juicio. En el Evangelio aparece este tema. Es un elemento de nuestra fe. Jesús juzgará al final de la historia, porque como dice el Papa Benedicto XVI en “Spes Salvi” no sería justo que en la misma mesa se sentaran las víctimas y los verdugos que no se han arrepentido. Ahorra bien ¿podemos afirmar que Hitler está condenado? No, porque no lo sabemos y no lo podemos saber. El juicio corresponde a Dios que es él único capaz de realizarlo. A este propósito os recomiendo ver la película LA CABAÑA. Tiene una parte sobre el juicio que es magistral. También afirmamos que en Dios es mas fuerte la misericordia que la justicia, y que en algunas épocas históricas como el medievo, subrayar el juicio sobre la misericordia fue muy útil para frenar los desmanes de los tiranos que es lo único que les infundía temor. Pero en estr siglo, revisar y purificar la imagen del Dios juez es una tarea continua y que ninguno podemos dar por zanjada. El Dios Juez emerge en nuestra mente de vez en cuando, sobre todo cada vez que nos sentimos frustrados. 

Nosotros no podemos juzgar, somos muy inútiles para ello. Percibimos la realdad tamizada siempre por nuestra mentalidad, forma de ser, heridas… Por eso un mismo hecho es percibido y valorado de forma a veces totalmente contraria por dos personas diferentes. Cuantas veces no nos hemos topado con que lo que teníamos claro que “había sido así” luego resulta, que con todos los datos, no era tan así. Es cierto que en la vida tenemos que hacer un juicio valorativo en determinadas ocasiones, y que no hacerlo es un síntoma de inmadurez. Me refiero a la hora de contraer matrimonio o contraer otros compromisos, como iniciar un negocio con otras personas. Para ello tenemos la capacidad crítica que nos ayuda a hacer un juicio valorativo, a ponderar para decidir si debemos o no debemos dar ese paso, para discernir en definitiva. En la Parroquia hemos colocado este domingo una televisión junto a los otros símbolos. Lo hemos hecho porque los medios de comunicación se han convertido en verdaderos juzgados populares donde de forma sumarísima se condena y hasta se ejerce el linchamiento social. La necesidad de hacer negocio y caja lleva a los medios a fabricar bandos y polarizar a la población. Los cristianos debemos estar atentos y ser muy críticos con todo esto. De forma tajante debemos recordar la presunción de inocencia, y como el Papa nos dice en Fratelli tutti, ver en cada persona a un hermano y no a un contrincante o enemigo. Por intercesión de San José pedimos a Dios que pode en nosotros ese afán de juzgar que es una blasfemia contra él, una falta de caridad hacia nuestros hermanos, y una consecuencia fallida de nuestras frustraciones no resueltas.  Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.