Ayer me dio el “volunto” y me fui a subir una montaña alta para aprender una ruta que quiero hacer con mis sobrinos. Iba tarde y bajando se me hizo de noche. Me quedaba poca batería en el móvil y a penas la linterna me servía y perdí la senda. En ese momento decía “Señor ayúdame a llegar a la pista forestal”. Era la oración de mi corazón, mi mente en cambio decía “no tiene sentido pedir ayuda a Dios en estas circunstancias”. Rezando ahora con este Evangelio recordaba lo que ayer vivía. Me cuesta ponerme ante Dios como un pobre que lo necesita, como todos aquellos que se conformaban con tocar la orla de su manto. Mi autosuficiencia racional me impide muchas veces ser mas sencillo y confiado. No sé si le pasa a alguien más. Yo quiero ser más humilde y reconocer que le necesito, necesito que me sane y me cure, yo que lo tengo en mis manos cada Eucaristía, que bendigo con el Santísimo también necesito tocar la orla de su manto. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
Comentarios recientes