El pueblo se había rendido antes de presentar la batalla, esa actitud los hundió y los llevó a la muerte. La mujer del evangelio en cambio no se rindió y siguió luchando hasta conseguir lo que quería. Estos días se están celebrando los Juegos Olímpicos. Algunas medallas han llegado con remontadas espectaculares cuando parecía todo perdido, esos deportistas no se rindieron y vencieron. Ante la dificultades, según nuestro modo de ser nos crecemos o nos hundimos. Dios forja luchadores que no se rinden ante el mal y luchan por el bien, por el amor. El Santo Cura de Ars al que hoy recordamos vivía así su ministerio cuando en el seminario no daban un duro por el. Feliz día de lucha y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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