Esta semana parecía que tocaba predicar sobre el miedo y que Jesús apacigua las tormentas de nuestra vida. Pero como predicador para la nueva evangelización, eh vuelto sobre uno de los temas que cíclicamente hay que tratar que es el encuentro con Jesús. San Pablo habla en la segunda lectura de conocer según la carne. Se trata del conocimiento humano posible con las propias capacidades. Con la luz de la razón podemos llegar a comprender que Dios existe y que todo tiene sentido desde una voluntad creadora. Pero a Jesús no podemos llegar a conocerlo así. San Pablo lo conocía desde la carne y pensaba que era una farsante, un falso mesías. Pero desde que se encontró con él camino de Damasco, ya no podía dejar de decir que Jesús es el Señor. Desde ese encuentro él era un hombre nuevo por eso ya no es Saulo sino Pablo y ahora conocer a Jesús y lo conoce todo con la luz del Espíritu Santo. Los discípulos se preguntan en la barca “¿quién es este?”. Estaban llenos del estupor que produce el encuentro con el misterio, con la acción salvadora de Dios. No es un conocimiento intelectual sino experiencial. Conoces a Jesús cuando descubre lo que hace en tu vida, que te salva, que sacia tu sed, que te transforma. Y desde que te encuentras con él sabes que “Él está” y por eso no tienes miedo, sabes que esto no se puede hundir. Ese reconocer que “Él está” es algo que hay que renovar cada día en el encuentro personal de la oración. Cuando pasa un día sin oración la presencia de Jesús se duerme. No desaparece, pero nos parece que está dormido, aparece el miedo. Damos gracias por el encuentro con Jesús, con el Misterio, con su acción en nuestras vidas y reconocemos que cada día necesitamos renovar ese encuentro. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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