Esta frase de los frutos y los falsos profetas se repite mucho y orando me he dado cuenta de que a veces en vez de frutos lo que estaos viendo son flores. Me refiero a que las consecuencias de la acción del Espíritu Santo, para ser considerados frutos, se requiere el paso del tiempo, no vale una consecuencia inmediata que puede durar lo que las flores, un poco tiempo y no quedar en nada. El fruto es más duradero y su semilla es el principio de un nuevo ciclo. Hasta los frutos del Espíritu de la carta a loa Gálatas, para que sean tales, han de ser duraderos. Una alegría que no dura es un estado de euforia pasajero, una amabilidad que no dura es un subidón de cariño, nada más. Por eso cuando queramos discernir los frutos de una actividad, de un grupo, de una iniciativa, hay que esperar, no se puede discernir de forma precipitada. Al terminar este curso pastoral podemos discernir lo que en estos meses ha habido de verdaderos frutos. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.