Como ya no retrasmitimos la Eucaristía y desde hace un tiempo no escribo las homilías y las publico, aprovecho para empezar a hacerlo de nuevo. Y especialmente este domingo en el que la Palabra de Dios nos ofrece una oportunidad estupenda para hacer una revisión personal al final del curso pastoral.
En este domingo resuena una palabra clave dirigida a cada uno de nosotros “SÍGUEME”. Jesús nos llama a continuar siguiéndole. Hemos descubierto que la vida es seguir a Jesús y ya no sabemos vivir sin hacerlo.
Para poder seguir a Jesús las lecturas de este domingo nos advierten que es necesario ser libres. Es admirable la libertad de Eliseo que responde a la llamada y “quema sus naves”, entiende que no hay marcha atrás, ofrece los bueyes y quema el yugo. Nunca volverá a dedicarse al trabajo del campo, desde ese momento será profeta a tiempo completo. En el evangelio Jesús es un poco exagerado para dejar claro que se necesita una gran libertad para seguirlo, él no vive instalado en ningún lugar, es un predicador itinerante y aquello de “deja que los muertos entierren a sus muertos”. Los hombres y mujeres nuevos son los más “vivos” que no viven apegados a nada.
¿Recordáis que uno de los síntomas de estar contagiado de Jesús es ser personas desapegadas? Los apegos no son en sí algo malo, pero nos impiden ser libres. Nos apegamos a personas, actividades, rutinas, costumbres, hobbies, devociones… Es una lucha constante el desapegarnos, porque nos desapegamos de algo y si no estamos alerta al tiempo nos apegamos a otra cosa.
En el proceso de discipulado DEL FLECHAZO AL BIBERÓN se avanza tomando decisiones, decisiones libres que implican dejar el arado sin mirar atrás. Para empezar a formar parte de una célula NOVIOS hay que priorizar la reunión en la agenda, la relación con los hermanos de célula, la oración en la capilla, el cuidado de mi OIKOS. Priorizar requiere dejar, desprenderse, desapegarse, ser libre.
Cuando comienzo a prestar un servicio en un ministerio CASARSE porque he descubierto que Jesús ha entregado su vida por mí, hay que tomar nuevas decisiones, que implican nuevas priorizaciones, y se requiere más libertad aún. Si andamos apegados a tener los fines de semana para planes personales, si tenemos hobbies o relaciones que nos reclaman mucho tiempo no podemos dar este paso. Necesitamos estar desapegados. Si no es así podemos estar en un servicio en la parroquia mirando para atrás, lamentándonos por lo que hemos dejado. Desapegarse a veces implica que otros se molesten, nos pongan mala cara… Sé que para algunos de vosotros “que los demás no se molesten” es algo importantísimo, pero no os engañéis, eso no siempre es amor, y a veces es sólo una forma de no complicaros la vida.
La pregunta es si al terminar este curso 2021-2022 ¿soy o no soy más libre que cuando lo empecé en el pasado septiembre?. Yo percibo como párroco que algunos andáis mirando para atrás, percibo en algunos más apego y menos libertad. Ponía el ejemplo de la oración 4G. Volvimos de la pandemia con ilusión y con bastante buena asistencia. Ahora echo de menos a algunos que antes veníais y veo que otros no termináis de entender que un discípulo misionero necesita un rato fuerte de oración si no todas las semanas sí de vez en cuando. ¿Por qué has dejado de venir? ¿por qué no vienes? Algunos tenéis circunstancias familiares que lo hacen imposible, pero otros no es así. Quizá algunos habéis llegado a la conclusión, después de discernirlo y rezarlo de que no os pide el Señor esto. Si es así lo respeto porque en la conciencia de cada uno yo no entro. Pero creo que hay hermanos y hermanas que no vienen por falta de libertad. Espero que estas palabras nos ayuden a revisar como andamos de libertad y de apegos en el seguimiento de Jesús que no tiene vacaciones. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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