Hoy recordamos a San Felipe Neri. Un laico italiano que se dedicó a evangelizar en Roma en el siglo XVI y después se ordenó sacerdote. Fundó una congregación en la que renunció al cargo de superior para dejar paso a otros y también renunció a ser cardenal. Es un vivo ejemplo del evangelio de hoy. También tuvo que pasar por el cáliz de la persecución porque fue denunciado de crear una secta,  todo porque alentaba a la gente a la oración. En el siglo XVI el Espíritu Santo suscitó a bastantes  hombres y mujeres que renovaron la Iglesia. En este momento también lo está haciendo, siempre sorprendiéndonos y de forma nueva. Cada uno de nosotros estamos llamados, como Felipe, a renovar la Iglesia con el fuego del Espíritu, una renovación que antes que en las estructuras es en el ardor de la Misión. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.