Como siempre comenzamos el Adviento con la llamada a la vigilancia, a estar en vela ante la segunda venida del Señor. Isaías tiene una visión de Jerusalén como una ciudad donde confluyen todos los pueblos en paz. Isaías, como buen profeta era un soñador y conectaba con los sueños de Dios. Qué importante es soñar y no ver sólo de cerca, mirar al futuro y ver lo que Dios ve, cómo será nuestra, vida, la de nuestra familia, nuestra parroquia. Hemos hecho un desierto con serrín delante del altar. Esta imagen nos toca mucho porque nuestros campos son un desierto al haber llovido tan poco. Pero no se trata solo del cambio climático. Estamos en un cambio de época cultural y social y vivimos en medio de un desierto espiritual. Una hermana decía ayer en una reunión que cuando salimos a la vida real nos topamos con personas que viven muy muy alejados De la Iglesia, de los espiritual y de todo lo que huela a Dios. Es necesario que conectemos con esa realidad y no estemos en las nubes, pero no para deprimirnos sino para soñar, para tener visión. Deprimirnos sería vivir en una pesadilla, y Dios nos quiere despiertos de pesadillas para ser capaces de soñar como él sueña. Empezaos el Adviento «ATENTOS», buscando centrarnos en lo esencial, para poder tener visión. Feliz día y bendiciones.