Ayer fue un día muy intenso. Y por la mañana cuando leí el evangelio pensé “hoy tengo que estar muy atento a todo lo que va a suceder”. A lo largo del día fui viviendo situaciones muy diversas. Desde contemplar vidas que se pierden hasta la ternura de un niño pequeñito, la lucha por la vida, la alegría de evangelizar, y la alegría ficticia de una vida muy cómoda. Esta mañana profesaba todo en la oración y trataba de mirarlo todo desde la unidad de mi identidad, de lo que soy y no de lo que hago. No soy juez, acompañante, párroco, niñero, hospedador, costalero, amigo….soy un pobre que necesita ser curado del engaño de los sentidos en que a veces vivimos y que nos impide percibir la realidad tal y como es, como la ve Dios, que cuando me mira siempre ve un hijo malo en el que se complace. Feliz sábado y bendiciones. Para ver las lecturas del viernes pincha aquí.
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