Isaías como siempre nos provoca con el buen rollo de las parejas de contrarios como el lobo y el cordero. Que forma más buena de anunciar La Paz y la justicia del Reino De Dios. Leyendo la segunda lectura me doy cuenta de que esa armonía se vivió en las primeras comunidades cristianas (no sin problemas y resistencias) entre los judíos y gentiles que pasaron de vivir separados a acogerse mutuamente. Pero aún más, en las asambleas de la primera comunidad se sentaban juntos los hombres y las mujeres, y aún más, los ciudadanos libres y los esclavos. La visón que Isaías tenía de los tipos mesiánicos se cumplió con creces en el cristianismo primitivo. Esta segunda semana nos fijamos en «ALGO NUEVO» del lema de este tiempo. El Espíritu Santo no deja de provocar en cada tiempo formas nuevas de fraternidad sanando la ruptura que provoca el pecado, que desde el origen trata de dividir y de separar. En el desierto de serrín que hay a os pies del altar hemos sembrado huesos de aceituna. ¿Podrá brotar algo ahí? Muchos agricultores este otoño no están sembrando, no ha llovido y no se va a poder regar en primavera ¿para qué sembrar? Sembrar en ese serrín es un gesto de esperanza de que algo nuevo puede brotar. Juan el Bautista, no sin tono amenazante, nos llama a la conversión este domingo. Yo creo que la conversión no es a ser mas buenos, o rezar más, sino a creer que en tu vida, en tu familia, en la parroquia, en la Iglesia… puede surgir una nueva fraternidad, una nueva armonía. Parece un tópico pero en este tiempo hay que ponerse en modo niño para entender lo que dio quiere decirnos y dejarle hacer. Feliz domingo y bendiciones.