En esta semana de la conversión del Adviento, la semana en la que vivimos la lucha entre la esperanza y el desaliento, entre el agua y el fuego, entre la autosuficiencia y la confianza, recibimos esta Palabra de consuelo y de aliento. En el desierto puede crecer un vergel. En una vida yerta e infecunda puede haber fruto. No tengas miedo de sentirte pequeño como un gusanito porque eres más grande Juan el Bautista. El se dejó llevar por el Espíritu Santo en su misión pero no vivió como un Hijo de Dios. Él reconoció al Mesías pero no le siguió, no se dejó salvar por Él. Eres pequeño como el gusanillo pero no eres un gusanillo. Eres un hijo amado De Dios, un jardín donde Dios quiere plantar árboles fuertes, flores y plantas aromáticas. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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