Nada nos viene bien. Si a la generación de Jesús no le cuadraba ni Juan ni él mismo, imaginemos la nuestra que tiene tantas opciones y tanto donde elegir. Este gran mercado que es nuestro mundo nos ofrece de todo y nos hace sentirnos reyes y señores. Pero es una gran mentira, porque la mayoría de las veces escogemos lo que quieren que escojamos los que manejan los hilos. Decidir ser discípulo misionero de Jesús en la Iglesia es una de las pocas decisiones personalísimas que seguimos teniendo. Podemos decidir responder a su llamada, a estar con él para ser enviados. Llamados por este Jesús que es como es, no como nosotros quisiéramos que fuese, que no se deja manipular y que respeta nuestra libertad, llama y espera pacientemente como dice Isaías. Damos gracias por ser de esta generación que le puede decir si a Jesús. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.