Llegamos al nudo del discurso, el autor lo especifica, “tenemos un Sumo Sacerdote en los cielos”. El sacerdocio de Jesús es para siempre porque en el santuario del cielo, no fabricado por manos humanas, está ofreciéndose eternamente al Padre por toda la humanidad. Él murió una sola vez en la historia, cuando gobernaba Poncio Pilato, y convirtió esa ejecución horrorosa en una ofrenda de amor. Y ese hecho histórico se perpetua por su resurrección eternamente en la Trinidad. Lo que sucede en la Santa Misa no es la repetición ritualizada de algo que sucedió, sino el memorial, que no repite sino que actualiza, hace presente lo sucedido. Y hay más, hace presente también lo que está sucediendo en la eternidad. Por eso “anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección…” Por eso cantamos en Santo para conectar con la Eucaristía eterna de la gloria. Esto es algo muy grande y muy profundo que no siempre tenemos en cuenta. A mí me ayuda pensarlo y recordarlo muchas veces para que la Eucaristía no sea una rutina, una ceremonia más o menos bonita. Da gracias y gózate por poder ser parte de esto tan tan grande. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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