En conversaciones entre curas, en reuniones y en artículos publicados se habla de la deserción de las Misas con motivo de la pandemia. Algunos critican mucho a los obispos que cerraron las Iglesias y los califican de cobardes. Yo soy de los que piensan que la pandemia nos ha dado una bofetada de realidad. Muchos de los que venían lo hacían por costumbre sin buscar al Pan que da la vida. Estamos muy lejos de los Cristianos de tantos países que se juegan la vida yendo a Misa cada domingo. No digo que haya que jugársela con la pandemia, sino que a la menor dificultad se abandona la Misa y se tiene la escusa para dejar de participar. Esta es la realidad, la práctica dominical estaba inflada y sobre actuada. Para que una persona descubra que Jesús es el Pan de su vida necesita una proceso que comienza con un encuentro con Él y que no se puede dar por supuesto. Sigamos buscando la forma de que ese encuentro se produzca y no perdamos la calma. En muchos hay un rescoldo que puede avivarse. Estaba rezando en silencio junto al fuego apagado y me ha sorprendió escuchar un pequeño chisporroteo. Pensaba que estaba apagada del todo. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.