Juan escoge muy bien los hechos de Jesús que quiere poner en su evangelio y son pocos comparado con los otros tres evangelios. El elabora estos discursos de Jesús con el material que recordaba y que fue recogiendo. El no incluye la parábola del padre que tenía dos hijos pero afirma rotundamente en este fragmento eso que tantas veces vio en la vida de Jesús: “que nadie se pierda”. Lo vio cuando llamó a Mateo o a Zaqueo, cuando se dejó tocar por la mujer pecadora o cuando salvó a otra de ser apedreada, lo hizo cuando liberó al endemoniado de Gerasa o cuando habló con la samaritana en el pozo. Jesús predicaba para todos y dedicaba tiempo de calidad a personas concretas que no podían perderse. Todos necesitamos el mismo ritmo de relación con el grupo y con los demás. Encuentros comunitarios y encuentros personales de cuidado uno a uno. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.