Ahora que estamos empezando el camino sinodal podríamos pensar que la Iglesia es un club de senderismo. ¿Conocéis a algún senderista profesional? Se les nota a la legua con todos sus elementos, sus aplicaciones en el móvil… La Iglesia es más bien la vía verde por donde caminan algunos profesionales pero hay de todo. Así lo ve Jeremías al describir a los cautivos que volvían a Jerusalén. Entre ellos hay cojos, ciegos, preñadas y paridas. Vemos como los que iban con Jesús mandaban callar al ciego que gritaba sentado al borde del camino. Los mismos que hace tres semanas le decían a los niños que no estorbasen. Cuidado con concebir la Iglesia con un grupo selecto de discípulos VIP. En ella hay de todo, por eso el logo es de muchos colores. El sínodo es para todos, nadie se sienta excluido. 

Nos fijamos ahora con el encuentro de Bartimeo con Jesús. Él suplicaba gritando y consiguió que Jesús le oyera y lo mandara llamar. Y cuando se encuentran Jesús le pregunta “¿qué quieres que te haga?”. ¿Es que no sabía Jesús lo que él necesitaba? Claro que sí pero Jesús quería que él se lo pidiese. Jesús no actuó con él de forma paternalista, yendo por delante y dándole lo que necesitaba sin darle la oportunidad de pedirlo. En todas las relaciones pero especialmente en las de ayuda, no sirve de nada si no dejamos que el otro exprese lo que necesita. Dios actúa así con nosotros. Sabe lo que necesitamos pero no hace nada si no se lo pedimos. No nos trata como a niños pequeños que patalean porque no saben expresar lo que necesitan, sino como adultos que piden lo que necesitan. Si maduramos en esto, y no vamos por la vida ni de “sobraos” ni de “víctimas” nos ahorraremos algunos berrinches con Dios y entre nosotros. Por eso en la mochila del camino metemos hoy la oración. En la parroquia yo he metido mi banqueta de oración, en la que me siento casi en el suelo, para sentirme hasta con la postura física como un pobre que suplica. 

Vemos como Bartimeo que fue llamado por Jesús terminó siguiéndolo por el camino. Ser discípulo es una respuesta a una llamada. Nosotros no hemos elegido a Jesús, él lo dice muy claro. Él nos ha llamado. Renovamos nuestro sí a la llamada de Jesús a ser discípulos misioneros, a formar parte de la Iglesia, de este pueblo tan variopinto que camina unido.  En este domingo del DOMUND damos gracias por tantos misioneros que han salido de su tierra para ir lejos a evangelizar. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.