Ayer se presentaba el nuevo obispo de Jaén y decía en sus primeras palabras que era un eslabón más en la cadena de la sucesión apostólica en esta Diócesis.  Tiene claro que la Iglesia no empieza con él. Sebastián Chico forma parte de un gran proceso que comenzó de forma muy pequeña como ese grano de mostaza y será en medio de nosotros como la levadura que sin notarse mucho hace crecer. Ciertamente es importante el ministerio del obispo, pero levadura somos todos, hacemos crecer el Reino todos los bautizados de esta Iglesia particular, cada uno según su ministerio, su servicio. Rezamos desde ya por él y por este parto de una nueva etapa en nuestra querida diócesis. Feliz día y bendiciones. Para ver las lectura pincha aquí.