No quedará piedra sobre piedra, pero la roca crecerá y ocupará la tierra entera. Todo lo que conocemos es caduco y se desmorona. Aunque nuestra esperanza de vida se ha duplicado respecto a la que había en tiempos de Jesús, tampoco nosotros somos eternos. Las personas que amamos se van y los proyectos se culminan y dejan paso a otros. Es curioso que vivimos en la cultura líquida, donde nada permanece, y por otro lado sufrimos mucho con los cambios. Nuestra Diócesis empieza una nueva etapa. Empezamos un nuevo Adviento. Y bajo nuestros pies de peregrinos hay roca, la Roca firme que es Cristo que no pasa, que permanece para siempre. Cada mañana es como bajarse de la cama y tocar el suelo con los pies, así empezamos el día apoyados en Él. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.