Ya hablamos el domingo pasado del comienzo del camino sinodal. La Iglesia es un pueblo en camino. La imagen es muy gráfica diferentes personas de diferentes colores, todos en el mismo nivel caminando. Cada semana vamos a ir colocando las imágenes en el altar y este domingo empezamos por la última de todas que es esta chica de color verde. Precisamente en el Evangelio de hoy vemos un conflicto porque dos de los doce querían ser los primeros. Jesús aprovechó el conflicto para recordarles que en la Iglesia los primeros son los servidores de todos, los que se ponen en el último lugar. Esta chica por tanto es la primera.
Para este camino tenemos una mochila. La semana pasada vimos que no podíamos seguir a Jesús, hacer el camino porque estaba llena de cosas pesadas, de apegos. EL desapego, la libertad no es fácil y es un proceso costoso. ¡Vaya! Una mochila ligera nos permite ir muy deprisa, ponernos delante de los demás… pues no. Esta mochila no nos permite esto porque no va tan ligera. Conforme nos liberamos de apegos podemos cargar con la vida de los demás, con sus problemas, su sufrimiento. Esto lo hemos aprendido de Jesús. Dice la primera lectura que Él cargó con nuestros crímenes. Jesús es el Siervo que carga con los pecados de la humanidad. Cargó con nuestros pecados, es el Sumo sacerdote como dice la segunda lectura.
En Jesús no cabe decir “ese es tu problema… tú te lo has buscado… no me compliques la vida…” Es imposible. Los discípulos de Jesús vivimos así, cargando con la vida de los hermanos, sus problemas son nuestros problemas, para eso estamos. Rezamos unos por otros, nos mostramos disponibles. Así somos sacerdotes, ejercemos el sacerdocio común mediante el sacrificio sencillo y cotidiano de nuestra vida cargando con los demás. Esto es sinodalidad, todos sacerdotes. Bendito sea el Señor que nos regala esta mochila para salir de nosotros. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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